

TALLER DEL AFICIONADO
Teniendo presentes las consideraciones expuestas en nuestra introducción, damos a continuación una relación de las herramientas más necesarias que han de formar el taller del aficionado, como condición indispensable para conseguir trabajos de aceptable acabado.
MARTILLO Y MAZO
Es conveniente disponer de un par de ellos. Uno, de los conocidos con el nombre de «carpintero» (de alrededor de medio kilo de peso), y otro más pequeño y ligero, de caras más afinadas para utilizarlo en lugares de difícil acceso para el martillo mayor, así como para el clavado de clavos muy finos.
El mazo, tampoco excesivamente grande, deberá ser de madera dura, y nos servirá para golpear el mango del formón, al abrir cajas o desbastar, así como para golpear piezas para su ajuste, pero nunca se utilizará para clavar, ya que sus caras se deteriorarían.
TENAZAS Y ALICATES
Las tenazas, cuya única misión es sacar clavos, serán de mediano tamaño y tendrán sus mordazas bien equilibradas.
Respecto a los alicates, habremos de disponer de dos pares de distinto tipo: uno, de los corrientemente usados por los electricistas, con corta alambres y mordazas planas, para doblar alambres y metales en ángulo, y otro de puntas afiladas de media caña, o redondas, necesario para conformar alambres y formas redondeadas.
SIERRAS
Necesitamos tres. Un serrucho de hoja ancha, sin lomo, y otro de hoja fina, para el calado de agujeros y huecos grandes en maderas gruesas.
Para cortes finos y en escuadra dispondremos de otra sierra, de hoja rectangular con mango horizontal de las conocidas por sierras de «in-gletar».
SIERRA DE MARQUETERÍA
Se conoce con el nombre de «segueta», una sierra muy fina, utilizada en trabajos de calado y recorte en piezas de madera no muy gruesa, especialmente en la llamada «contraplaqué» o «contrachapada» y similares.
Esta sierra es un bastidor de metal en forma de «U», uno de cuyos brazos va provisto en su extremidad de un mango de madera.
Sobre este arco se monta una finísima sierra que, precisamente, por causa de esta característica, se denomina «pelo».
Más adelante se dan instrucciones sobre el empleo de la segueta en el calado de la madera.
LIMAS
Serán necesarias como mínimo tres. Una de ellas, de tamaño mediano del tipo escofina, provista de pequeñas protuberancias, que utilizaremos para el desbaste o primer limado tosco de eliminación de material sobrante.
Otras dos de las empleadas para trabajar metales, una de ellas plana y la otra triangular o cuadrada.
También será conveniente disponer de algunas más de las empleadas por los relojeros y joyeros para afinar pequeños detalles, especialmente en los trabajos de calado, donde no quepan las grandes.
Cuando estas limas se obturen con las partículas de madera, pasaremos sobre ellas un cepillo de cerda dura para limpiarlas.
FORMONES
Esta es una herramienta muy práctica por el grande y variado número de trabajos en que pueden usarse, y su manejo al principio no es fácil, pero con un poco de práctica pronto se dominará su uso.
Los hay de dos tipos: uno corriente y otro de tipo «escoplo», que es en realidad un formón que además de tener el filo cortado en bisel, como los corrientes, tiene también biselados los bordes laterales de su hoja, lo que facilita el trabajo de abrir cajas para los ensambles. Esta herramienta necesita afilarse con frecuencia y su afilado no es fácil, a no ser que ya se tenga práctica en ello, por lo que es preferible encargárselo a un profesional.